miércoles, enero 18, 2006

Escapando de la nada.



Hoy me has acariciado durante horas con tu voz.

Hemos recorrido los recuerdos que un día decidimos guardar bajo llave en un cajón, para aclarar todos esos puntos que olvidamos en aquella despedida sin final.

Después de ver cuarenta y tres amaneceres sin levantarnos de la silla, llegamos a aquel lugar del que nunca debimos salir corriendo sin mirar atrás.

Pero lo hicimos, corrimos en direcciones opuestas hasta perder el sentido, el rumbo y los zapatos, y cuando nos dimos cuenta de nuestro error dimos media vuelta para mirarnos a la cara, ya era demasiado tarde, el lugar donde fuimos felices había desaparecido entre las sombras de todos aquellos besos que nunca nos dimos, los recuerdos flotaban en aquel mar enfurecido por nuestras dudas y todas aquellas sonrisas de cera se derritieron dejando una mueca burlesca para recordarnos que solo éramos estatuas de jade talladas en la roca.

Después de volver a vivir lo que nunca debimos dejar atrás, solo nos quedaron unos trozos de papel mojado y una pompa de jabón que revoloteaba por la casa para recordarnos que un día fuimos niños perdidos.

Siempre pensé que lo realmente importante de todo lo que paso fueron todos esos instantes mágicos guardados en nuestras pupilas, todos aquellos susurros de noxes cómplices y lo que aprendimos a fuerza de mirarnos sentados el uno frente al otro.

Siempre nos quedara el olor a mar y el viento guardado en los bolsillos.

Siempre serás la niña de ojos grandes y mirada encendida que un día fue la única estrella que brillaba en mi noxe.

Mordiendo los recuerdos, no puedo más que volver a fantasía a visitar aquella torre de marfil que tantos momentos nos cobijó y olvidar una vez más tu nombre para que el porvenir nos regale caricias y la sonrisa nos coma la cara.



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2 Comments:

At 25 enero, 2006 03:31, Anonymous Anónimo said...

Precioso

 
At 22 febrero, 2006 16:38, Blogger Julia Moreno said...

...siempre nos quedara el olor a mar y el viento guardado en los bolsillos...el silencio entre los dedos, la pequeña esperanza del reencuentro en el lagrimal asomando, el desafio al tiempo enredandonos el pelo, y la brisa...

Sigo releyendo lo escrito, no dejas de sorprenderme

 

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